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Comandante Baltazar Ojeda |
Si mal no recuerdo, en el tercer o cuarto trimestre de 1970, en el Barrio Los Tamarindos al sureste de Valencia, reunido con Mi Compa El Catire Mundo (Francisco Edmundo Hernández Cruz), éste me comunicó que se había contactado con su primo Ramón Álvarez (Rubén, el Cabezón) recién llegado clandestinamente de Cuba con un equipo de combatientes muy bien entrenados militarmente y que ya tenían de antes de ir a la isla amplia experiencia de combate en el campo y la ciudad (me atrevería decir que fue el mejor equipo militar de combate que se conformó en ese tiempo), que recomenzaríamos la menguada lucha armada en el país (hay mucho que agregar y escribir sobre esto e invito a los camaradas de ese tiempos a hacerlo, pues en esta cuartillita sería irrespetuoso e irresponsable hacerlo sin investigación documental y testimonial, sólo hablaré aquí de lo que viví y fui protagonista).
Ello me alegró, pues hacia casi 2 años daba bandazos tratando de organizar “algo” y no me animaba a incorporarme a ninguno de los grupos que todavía incipientemente operaban pues mi frustración en las UTC del MIR (las subsecuentes divisiones) y las operacioncitas cuasi personales con un pequeño equipito de militantes, me tenían la moral en cero, aunque el haber conocido a la gente del Barrio, especialmente a Mundo, su familia, La Negra Dilia, su mujer (asesinada en Yumare en 1986) me animaban mientras luchábamos por sobrevivir, sin eufemismos, pues hasta cochinos y gallinas robamos o expropiamos para comer, Edmundo como viejo guerrillero y campesino conocía “mañas” de sobrevivencia y yo conocía las “trampas” del ciudadano, hicimos al conocernos buena e inseparable “llave” (podría escribir un anecdotario de las vainas que pasamos juntos en algo menos de dos años de andanzas).
A esa gente del Barrio me llevó Jesús Arnaldo Marrero (Nano, el Loco Tulio) viejo camarada y en ese momento militante de Bandera Roja con quien había “operado” exitosamente en el pasado (como agentes libres) y Rafael Alberto Malpica Oria (Yaco) a quien junto a su hermano Edgar conocía desde la infancia (y teníamos un equipito de trabajo militante como mencionè antes) y hoy me acusa de haberlo corrompido y “metido” a comunista, saludos y abrazos desde aquí a esos consecuentes y verdaderos Camaradas (en la vieja acepción del término) y me disculpo por nombrarlos sin consultar, pero a estas alturas del juego nuestro honor combatiente sella nuestro destino en cualquier terreno.
Retomando lo mencionado en el primer párrafo, acerca de la llegada de Rubén y una “gente” desde Cuba, resumo: Nos reunimos con la presencia del Maute (no recuerdo su nombre en estos momentos), El Niche (Ely Adán Palencia), Víctor Brizuela (El Jorobao), Tulio Hernández (El Compa), Dilia Rojas (La Negra, LLIA le decía Mundo y yo por extensión), Luis Guzmán Green (Roberto, muerto en Yumare en 1986) y algunos otros que por estar vivos y no haberlos consultado no nombro aunque los recuerdo con afecto, de los nombrados algunos estarán con Lenin, El Che, Argimiro, Fabricio, Baltazar Ojeda...vigilantes.. Aunque me dijeron y nunca me aseguraron El Maute traicionó, no lo sé. A otros no los nombro por que con certeza fueron traidores y el traidor no se recuerda.
En esa reunión se acordó conformar un equipo para operar en Carabobo, Cojedes y Aragua pues ya se venía organizando otro equipo, en Caracas básicamente, con el grueso de la gente y Cabezón había reagrupado vieja gente del PRV y “regaos”. Recuerdo que cuando pregunté quienes se encargarían de Guárico, Rubén señaló a Roberto y dijo: este loco es suficiente (Roberto me demostró luego en varias oportunidades y por su historial que realmente el solo era un mini ejército, gloria al hermano, también podría escribir un anecdotario de mis vivencias con Nicolás como también le llamamos y en su honor nombre mi menor hijo).
Se realizaron brillantes operaciones tácticas, se cometieron muchos errores, se derrochó valentía, discutimos mucho entre nosotros por visiones distintas en el para qué luchábamos, por qué peleábamos y cómo y dónde lo hacíamos, nunca estuvimos suficientemente formados en lo ideológico y lo político, no hubo un plan de carácter estratégico, pero estuvimos dispuestos a morir por el ideal de una nueva patria, de una patria socialista, los hechos posteriores lo confirmaron y aunque algunos todavía andamos por estos lares muchos regaron con su sangre el árbol de la permanente utopía y nos permitió a todos, muertos y vivos, decir orgullosamente: hemos sido y somos revolucionarios, tomaremos algún día El Cielo por Asalto.
Una de las operaciones mas espectaculares y de mayor limpieza operativa fue la realizada por el equipo central de Punto Cero, como nos había llamado el mismo enemigo, esta operación consistió en la toma y desarme del puesto de la Guardia Nacional de Ocumare del Tuy, pero al mismo tiempo fue el comienzo del temprano fin, eso sucedió la noche del fin de año de 1971.
La arremetida del enemigo nos puso casi a la desbandada, por lo menos obligó a una defensiva para la cual no teníamos recursos de aguante, la deserción y traición de importantes comprometidos en las acciones hicieron estragos y a eso se unió el hecho de que una de las bases de retaguardia mas fuertes que teníamos, en unos barrios de Valencia, se vieron tomados por los diversos cuerpos de seguridad por tres eventos que no tengo claro en que orden ocurrieron y no he revisado en hemerotecas para confirmar, además de que la mayoría de los protagonistas están muertos, otros eran muy niños y otros que si están vivitos y coleando, por lo apresurado de este articulito, no contacté; los tres hechos fueron los siguientes: Operación financiera de la Polar en Valencia donde nos reconocen un combatiente y sale en la prensa, rescate violento de un Compa de la prefectura de Turmero (con subsecuente encontronazo con la policía en Valencia) y visita de los Cazadores al Barrio Los Tamarindos luego de que Edmundo y yo visitáramos, en Morón, a Elías Rujano (Dionisio) viejo guerrillero que según tenía las armas de Luben, hecho que el nos confirmó y quedó en entregárnoslas, pero resultó traidor y en vez de llevar armas llevó a los cazadores, otro hecho insólito que ocurrió y oscureció mas el panorama fue el de que un compañero, con una metralleta en una bolsa, pasó entre un grupo de guapos de barrio que le dijeron adiós mi amor, por su larga y rubia cabellera y el compa peló por la bicha y los hizo correr, pero de inmediato se quemó la casa donde iba y todo el mundo a correr.
Lo cierto es que nos habíamos separado (abril-mayo 72) y yo andaba “legal” por allí pues ninguno del grupo, excepto El catire Mundo conocía mi nombre de pila, todos me decían transitorio por el personaje de una propaganda de esos tiempos y yo lo conservé como medida de seguridad, luego los traidores me buscaban pero si no me veían estaba momentáneamente a salvo, por ello y por no estar de acuerdo con seguir en correrías de ciudad en ciudad y no buscar un repliegue hacia el monte, el responsable de mi equipito discutió con Rubén y nos separamos hasta nuevo contacto, el día que eso ocurrió le dije textualmente a Mundo: Compa si usted quiere me voy con usted y èl me respondió: Compa aquí ya no hay salvación, usted es la garantía para mis hijos, cuídemelos, me dio un beso en la frente (Mundo era muy emotivo y llorón en estos casos), me abrazó y me regaló un 38 que luego un par de años después creo se lo regalé a Federico Bottini Marín que andaba desarmado (eso debo comprobarlo con otro compa), creo hasta ahora haberle cumplido a Edmundo, sus hijos, mis hijos (de esto también hay cuentos), ellos: Edmundo, Chino, Pancho, Toely y Valentina son testigos.
Luego de esa despedida me movieron, un compañero a quien decíamos Caballo Loco (ahora vive en Londres, capítulo aparte del anecdotario) me llevó a Barrio Unión de Petare a una Cooperativa –Madre Laura- y esa gente me enconchó, me adoptó y me incorporé con ellos al trabajo educativo y organizativo en el barrio, me dediqué de tal forma a enseñar a esos muchachos y muchachas a soldar, a trabajar carpintería, lo había aprendido de niño pues mi prescolar y mi espacio de juego hasta los 12 años fue un taller, a hacer bateas y picar esténciles para propaganda con tecnología popular, a conversarles de Marx, Engels, el Che, la Revolución Cubana, todo lo que me acordara, por esos días no leía periódicos, ni oía radio ni veía televisión, además que todas las chamas estaban buenísimas y no podía andar desperdiciando tiempo viendo a Joselo, por ejemplo.
Precisamente, en ese aislamiento de otra cosa que no fuera el trabajo con la cooperativa estaba el 03 de Junio de ese aciago para las filas revolucionarias 1972, en el primer piso del Colegio Fe y Alegría de Barrio Unión de Petare colocando una pancarta, no recuerdo para qué, cuando alguien llegó y me gritó que ayer –el día 02- frente a la quinta del secuestrado Rey de la Hojalata, Domínguez, habían matado 2 guerrilleros y enseñándome una edición especial creo de El Mundo, hacia rato habían matado 4 guerrilleros mas en La Victoria, todos de Punto Cero que si yo conocía esa gente (yo no había mencionado salvo a 2 o tres personas de allí que estaba enconchado), me lancé de ese piso, tomé el periódico, vi las fotos y me senté en el piso a llorar, no hablé ni comí en 2 días, agradezco a toda esa gente que ni me interrogó ni preguntó nada, luego cuando intentamos reagrupar Punto Cero y unirlo al equipito nuestro, se nos unieron 6 muchachas y 4 muchachos de estos (la experiencia subsecuente terminó con mucha pena y poca gloria aunque hubo 3 matrimonios y 7 muchachos corolario, por lo menos), además una muchacha y su pareja, a los que tenía como sifrinos, se me acercaron y ofrecieron su apoyo: Sor Fanni muerta luego en Cantaura y Oswaldito Arenas asesinado en la Pica, ambos de Bandera Roja Revolucionaria.
Pasados unos días, no recuerdo cuantos, me fui a Valencia y me acerqué con mucho cuidado a la casa de los padres del Catire y su madre cuando me vió me dijo: gracias a dios nos queda usted y al verlo veo a Mundo, el padre me abrazó y me dijo; un cigarrito estratega como siempre hacíamos cuando nos juntábamos Mundo, él y yo a echar cuentos, fumar y beber café, siempre recordaré a esos viejos que sin tristeza por la muerte de su hijo me trataron a mi como a él hasta su muerte.
En ese viajé contacté a la Negra Dilia, recién parida y me echó este cuentico: Transi el 02 cuando oímos por radio que habían matado al Loco Bottini y a Cabezón, Mundo me dijo con los 03 bolívares que teníamos que te fuera a buscar a Valencia pues se necesitaba un carro para salir de allí y no dejar las armas que habían, además que estaba Mundito y unas mujeres (Las hermanas Esquivel, lo supe después y aquí valdría otro cuento), que los fueras a sacar, por supuesto, La negra no me encontró, yo estaba en Petare.
A mis hermanos caídos, todo mi amor de Camarada todo mi recuerdo....espérenme por allá..
Hasta la Victoria Siempre....
onoguera2005@yahoo.com |
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