Por: Manuel
José Montañez Lanza |
Finalizado
el proceso comicial próximo pasado, quedó definido y marcado el derrotero de
quienes aspiraban sustituir al actual inquilino de Miraflores; esos, los mismos
que reculan “a los cuarteles de invierno”, no paran de ver cómo hacer, para
repensar su futuro político. Pero nada. Su historia política, sus traiciones,
como también sus ambiciones desmedidas, le cobrarán sus faltas de tacto
político.
En
Miranda, como en el Zulia, triunfará la lógica social y política. La factura
será pasada, la voluntad popular y por sobre todo, la idea de que, muchos no
quieren que en Venezuela se reproduzca la crisis que se vive en Europa
“independientemente de que no estemos de acuerdo con Chávez”. Lo anterior, es
un hecho cierto más allá de los postulados anti socialistas. Es un problema de
sobrevivencia.
Esto
último, es definitorio en el espacio de los sectores, fundamentalmente de la
clase media venezolana, quienes ni de broma quieren vivir en su pellejo lo que
sus homólogos más allá del “gran charco”, padecen. No es solo lo que ven en TV
(y que gracias Dios, Walter nos transmite), respecto de lo que sufren y padecen
sus pares, sino que temerosamente observan como sus paisanos regresan al país
“con la cola entre las piernas”. Nada que ver, “el paraíso” del norte se les
desvaneció.
En
el marco de lo anterior, dos fantasmas e imberbes políticos, Capriles Radonski
en Miranda y Pablo Pérez en el Zulia, desojan las margaritas. Sus indefectibles
derrotas, más que de ellos, son de la oligarquía (nacional e internacional), y
del imperialismo quienes apuestan una vez más, como también lo hacen en otros
lares, a la anti política en tanto y en cuanto, expresión de una tesis que
tiene como fin último, hablar de democracia si y solo si, mantenemos relegada a
las mayorías. Por ello en que los “tanques de pensamientos” gringos, hoy por
hoy, pasan a cuestionar la decimonónica propuesta que sobre la democracia los
griegos nos heredaron y en un sentido eufemístico y guardando las distancias,
nos señalaría, “que la voz del pueblo es la voz de Dios”.
En
ese sentido (para los gringos), al hablar de democracia no basta con que un
gobierno sea apoyados y/o respaldado mayoritariamente por el pueblo, es preciso
además que el proyecto político que acompañan esas mayorías (sobre todo si se
trata de experiencias en su “área de influencia”), debe estar consustanciado
con la tesis política, económica, social, militar y cultural anglosajona; de lo
contrario, no es democracia por tanto hay que desmontar –por decir lo menos-
esa propuesta (léase en nuestro caso el chavismo), con base a las acciones que
grupos armados (mercenarios, contras, paracos o como se les quiera llamar según
el momento histórico), accionarían tal como lo hacen en el Norte de África, en
nombre del pueblo para retomar el poder para el stablisman nacional e
internacional. Estamos hablando, por supuesto, de la Guerra de VI Generación ya
que la de IV Generación, en términos de la guerra irregular clásica, quedó en
el pasado reciente.
Pero
bien, volviendo a lo puntual, las elecciones de gobernadores (resuelto el
desiderátum mirandino con el triunfo de Elías Jaua), quiero hacer un pasaje
rasante con relación al aspirante a la reelección en el Estado Zulia.
Sus
más allegados desde su juventud lo catalogaron de “gravemente impulsivo,
conflictivo y necesitado de reconocimiento”. Aspectos que gustosamente, seguros
estamos, Sigmund Freud estudiaría ya que en la actualidad inciden en sus
“adicciones; donde su aparente carisma de gobernador de pueblo, se desvanece en
el mismo momento en que las cámaras lo desenfocan, saliendo a la luz,
indefectiblemente, su yo verdadero, su arrogancia y prepotencia, caracterizando
lo que a duras penas él intenta disimular.
El
delfín, que hasta hace poco fue de Manuel Rosales, llegó a su llegadero por el
apoyo de una maquinaria que luego se doblegó (eh allí las contradicciones), a
los designios de un Tío Sam que desconoció la voluntad de sus seguidores para
terminar aceptando la imposición de un candidato títere (como lo fue Capriles Radonski),
en una terna interna, alejándose de los sectores que le apoyaban desde sus
bases políticas, estimulando más luego un desconcierto que se paga caro por la
deslealtad de quienes hasta última hora les acompañaron, y la verdad, es que
tanto en Miranda como en el Zulia, regiones “vergatarias”, políticamente
hablando, no admiten la traición.
Sabiendo que el
efebo de PJ está muerto, políticamente hablando en Miranda (eso lo sabe mejor
que yo, el conspicuo, Ramos Allup), en esta etapa de la gestión en la
gobernación del Zulia (2008 - 2012), Pablo Pérez ha cometido grandes tropiezos
que demuestran la ineficiencia de su gestión e incapacidad política de al
menos, saber “copiar” a su mentor en lo más simple con lo que ha terminado
siendo un fraude que eleva su Estado (como también lo hacen en Miranda), a las
dos entidades federales de mayor criminalidad y delincuencia en todo el país,
donde en el caso zuliano, la inseguridad ronda el 58,7%, seguido por el mal
estado de la vialidad pública, los cortes de energía (promovidos por sus
propios partidarios con el fin de atacar al gobierno bolivariano); la
asquerosidad que significa la mala prestación del servicio de aseo urbano que
se traduce en insalubridad; el irregular y bochornoso mal servicio de agua
potable y servidas que como tales, afrontan los hijos de Urdaneta, y que los
apátridas cara dura, terminan achaca al gobierno nacional.
No nos cabe la
menor duda que en estos comicios, el pueblo le cobrará su fraudulenta conducta,
como también los más de 255 millones de bolívares fuertes que el Cmte. Chávez a
través del Situado Constitucional y otras vías presupuestarias le asignó para
su gestión y que nadie sabe a dónde fueron a parar. De nada valdrá con que su
desesperado mentor e incluso él mismo, sigan comprando voluntades y gastando
recursos económicos que tarde o temprano se deberán investigar en tanto posible
caso de legitimación de capitales. Es inexorable, respecto de ellos, la pérdida
del control de un Estado estratégico tanto para la revolución como respecto de
la soberanía de la República.
En ese sentido,
indefectiblemente, Pancho “se los llevará por los cachos” y una vez más, la
frontera quedará resguardada ante posibles amenazas foráneas allende por la
frontera occidental.
(*) Politólogo e
Internacionalista venezolano
Magíster
en Seguridad y Defensa
monlan2001@yahoo.com
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